Los europeos que siguen excluidos de las elecciones europeas
Cerca de 17 millones de ciudadanos de la UE viven en un Estado miembro distinto a su país de origen y, aunque tienen la posibilidad de votar en las elecciones al Parlamento Europeo en su país de residencia, pocos lo hacen, con lo que se pierde una ocasión de favorecer una política más transnacional.
Los europeos que siguen excluidos de las elecciones europeas
Cerca de 17 millones de ciudadanos de la UE viven en un Estado miembro distinto a su país de origen y, aunque tienen la posibilidad de votar en las elecciones al Parlamento Europeo en su país de residencia, pocos lo hacen, con lo que se pierde una ocasión de favorecer una política más transnacional.
Si todos los rumanos que residen en Italia crearan un partido y lo votaran, superarían el umbral del 4 % y elegirían a tres de los 76 diputados europeos que corresponden a este país. Efectivamente, cerca de 1 200 000 rumanos residen en Italia, por lo que constituyen el grupo de extranjeros comunitarios más numeroso dentro de un país de la Unión Europea. Pero solo un pequeño porcentaje de ellos votará en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 26 de mayo.
El problema de la inscripción en el censo electoral
Todos los ciudadanos de la Unión Europea pueden votar en las elecciones europeas en el país en el que residen. No es necesario demostrar que llevan residiendo en él mucho tiempo, ni obtener una nueva nacionalidad. La única condición es inscribirse en los censos electorales (excepto en Letonia y Lituania, donde los residentes comunitarios se inscriben de oficio). Existen otras alternativas para todos los extranjeros que residen en Italia: pueden ir a votar a su país de origen, o bien votar a un partido de su país en el consulado o por correo.
Las condiciones y los plazos de inscripción en los censos electorales en el país de residencia varían en función del Estado. En Italia, se pueden inscribir hasta el 24 de febrero para las elecciones de este año, mientras que, en la mayoría del resto de Estados europeos, el plazo fijado es alrededor de mediados de abril. Por lo general, el proceso no es demasiado costoso, pero pocas personas conocen las condiciones de inscripción, mientras que muchos extranjeros comunitarios ni siquiera saben que tienen derecho a votar en el país en el que residen. Por este motivo, en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, solo el 8 % de los ciudadanos europeos que residen en otro Estado se inscribieron para votar.
La gran presencia de los extranjeros comunitarios
En Europa, nunca ha habido tantos ciudadanos comunitarios residentes en un país distinto a su país de origen: hablamos de cerca de 17 millones de personas, es decir, más del 3 % de los ciudadanos de la UE. En términos absolutos, las comunidades rumana y polaca son las más numerosas. En términos relativos, más del 10 % de los ciudadanos de nacionalidad rumana, búlgara, croata, letona, lituana y portuguesa viven en el extranjero.
Cada uno de los cinco países más grandes de la Unión Europea acoge al menos a un millón de ciudadanos procedentes de otros Estados miembros. En países como Irlanda, Bélgica y Austria, los extranjeros comunitarios representan incluso entre el 8 y el 9 % de los electores potenciales para las elecciones europeas.
En definitiva, la participación de estos ciudadanos en las elecciones podría marcar la diferencia en muchos países. Sería un modo de sacarlos del papel secundario al que se relegan con frecuencia en el debate público nacional (lo que se debe igualmente al hecho de que los extranjeros comunitarios pueden votar en las elecciones administrativas y europeas, pero se excluyen de las elecciones políticas). Por otro lado, si votara, esta comunidad transnacional, cada vez más numerosa, podría hacer oír su voz. Estos extranjeros se distinguen por su gran diversidad: se trata de cuidadores, camioneros, médicos e investigadores, personas que viven en primera persona las oportunidades (y los desafíos) que presenta la libre circulación en el espacio europeo
Una participación extremadamente reducida
Resulta paradójico que todos estos ciudadanos sean los protagonistas de la integración europea, mientras que solo una parte ínfima de ellos vota en las elecciones europeas. Los datos relativos a las últimas elecciones revelan que cerca del 95 % de los extranjeros comunitarios no votaron en su país de residencia. Por otro lado, muy pocos votaron por correo o en sus consulados. En 2014, por ejemplo, 3806 rumanos, 745 polacos y 631 búlgaros acudieron a votar a sus consulados en Italia, mientras que solo el 6 % de los italianos residentes en el extranjero votaron por las listas italianas.
Se dispone de pocos datos sobre la participación electoral de los extranjeros comunitarios, lo que confirma de nuevo el poco interés que suscitan ante la opinión pública y las autoridades. El Parlamento Europeo no recoge estos datos y pocos Estados informan sobre ello: solo cinco países de los 28 recopilan y publican los datos relativos a los índices de participación. Cuando el OBCT se puso en contacto con el ministerio italiano de Asuntos Exteriores, este no proporcionó ningún dato sobre los electores extranjeros inscritos en Italia.
¿Por qué participan tan pocos extranjeros comunitarios en las elecciones europeas, si tienen la posibilidad de hacerlo? Los motivos son diversos, desde la desconfianza que genera la política, pasando por el poco interés por la Unión Europa, factores socioeconómicos y culturales y hasta el desconocimiento de sus derechos y de los procedimientos para ejercerlos. La Unión Europea se ha propuesto luchar contra algunos de estos factores y ha lanzado una campaña de sensiblilización ante las próximas elecciones de mayo: esta vez voto.
Otra respuesta posible habría consistido en reservar una parte de los escaños en el Parlamento Europeo a candidatos elegidos en listas transnacionales. De este modo, un rumano residente en Italia ya no tendría que haber elegido entre votar por partidos italianos o acudir a su consulado para votar a candidatos rumanos, sino que habría podido encontrar a compatriotas en nuevas listas europeas y votarles directamente en el colegio electoral de su barrio. La asignación de una parte de los escaños a listas transnacionales habría dado más visibilidad a todos los europeos que viven fuera de su país de origen. Pero, hasta ahora, esta propuesta no se ha aceptado.